Ante el VIH-SIDA es mejor saber

Ante el VIH-SIDA es mejor saber

Cada 1 de diciembre, el mundo recuerda una de las luchas en salud pública más significativas de las últimas décadas: la respuesta global al VIH-SIDA.

Esta conmemoración busca visibilizar la realidad de millones de personas, promover la prevención, defender los derechos humanos y mantener la solidaridad con quienes viven con el Virus de Inmuno-deficiencia Humana.

 

¿Por qué se conmemora el 1 de diciembre día del VIH-SIDA?

El Día Mundial del VIH/SIDA se conmemora desde el 1 de diciembre de 1988. Y responde a la necesidad de unificar esfuerzos globales, elevar el tema en la agenda pública y promover acciones de prevención y tratamiento.

La fecha ayuda a mantener la atención sobre la epidemia, a reconocer a quienes han perdido la vida y a fortalecer el compromiso para garantizar acceso equitativo a servicios de salud libres de discriminación.

Además, el lazo rojo —símbolo de solidaridad y respeto— nació como parte de esta conmemoración, recordándonos la importancia de una respuesta colectiva basada en dignidad y derechos.

 

Cifras que muestran la necesidad de la prevención del VIH-SIDA

Según estimaciones recientes de ONUSIDA, alrededor de 39,9 millones de personas viven actualmente con VIH en el mundo. Cada año se registran más de 1,3 millones de nuevas infecciones, y cerca de 630.000 personas mueren por enfermedades relacionadas con el sida.

En Colombia, de 230.000 personas posiblemente infectadas, hay identificadas 185.954 personas viviendo con VIH. Es decir, se estima que alrededor de 44.000 personas con la infección no conocen su estado viral.*

Aunque los tratamientos han avanzado notablemente, estas cifras muestran que la epidemia no ha terminado. La prevención, el diagnóstico temprano y el acceso sostenido a tratamiento siguen siendo pilares fundamentales.

 

Qué puedes hacer para evitar la infección por VIH

Prevenir el VIH-SIDA es posible y requiere una combinación de decisiones informadas, acceso a servicios de salud y condiciones sociales que garanticen autonomía y equidad. Algunas recomendaciones clave:

Practicar sexo seguro: El uso constante del preservativo —tanto interno como externo— sigue siendo una de las medidas más efectivas para reducir el riesgo de transmisión.

Acceder a educación sexual con enfoque de género: La información clara, basada en derechos y libre de estigmas permite tomar decisiones informadas. Esta educación debe reconocer realidades diversas y evitar discursos moralizantes que impiden el acceso a la prevención.

Considerar métodos biomédicos de prevención: La profilaxis pre-exposición (PrEP) es una alternativa eficaz para personas que, por sus contextos o prácticas, tienen mayor riesgo. También existe la profilaxis post-exposición (PEP), útil después de una situación de posible riesgo, siempre dentro de las primeras 72 horas.

Promover relaciones saludables y libres de violencia: Las desigualdades de género, la coerción, el abuso o la presión afectan la capacidad de decidir cuándo, cómo y con quién tener relaciones sexuales. Prevenir el VIH implica también entornos seguros y respetuosos.

Realizarse pruebas periódicas: Conocer tu estado serológico es un acto de autocuidado y responsabilidad. El tamizaje permite detectar la infección a tiempo y acceder rápidamente al tratamiento.

 

Si ya te hiciste una prueba y tuviste un resultado reactivo, acude a tu EPS por una prueba confirmatoria y, si tienes un segundo resultado positivo, inicia tu tratamiento para evitar el desarrollo de la infección.

 

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Y qué hacer si ya tienes VIH

Vivir con VIH hoy es compatible con una vida plena, activa y saludable. Los avances en el tratamiento han transformado el pronóstico de millones de personas. Algunos aspectos fundamentales:

Acceder al tratamiento antirretroviral (TAR): El TAR es la base del manejo del VIH. Con adherencia adecuada, permite alcanzar carga viral indetectable. Cuando una persona tiene una carga viral indetectable, no transmite el virus por vía sexual.

Mantener controles médicos regulares: Las consultas periódicas permiten monitorear la carga viral, reforzar la adherencia, recibir orientación y prevenir complicaciones.

Exigir atención en salud con enfoque de derechos: Toda persona que vive con VIH tiene derecho a un trato digno, confidencial y sin discriminación. Esto incluye acceso a servicios de salud sexual y reproductiva.

Acceder a redes y apoyos comunitarios: El acompañamiento emocional y social ayuda a enfrentar el estigma. Muchas organizaciones, como Oriéntame, ofrecemos asesoría, apoyo psicosocial y espacios seguros.

Construir un proyecto de vida propio: Vivir con VIH no limita el derecho a tener una vida sexual, afectiva, familiar o profesional plena. Con el tratamiento adecuado, las personas pueden estudiar, trabajar, amar y planear su futuro con libertad y seguridad.

 

Enfoque de género: una pieza clave en la respuesta al VIH-SIDA

El VIH-SIDA no afecta por igual a todas las personas. Las desigualdades de género, la pobreza, el racismo, la diversidad sexual, la violencia y otras formas de discriminación influyen en quién se infecta, quién accede a diagnóstico y quién recibe atención de calidad.

Por eso, la respuesta no puede ser uniforme: debe incluir políticas que garanticen igualdad, acceso a información de calidad, servicios de salud libres de estigma y enfoques inclusivos que respondan a realidades diversas.

Educar, prevenir y tratar implica reconocer estas brechas y trabajar para cerrarlas.

 

Es mejor saber, hazte la prueba de VIH

Este diciembre es una oportunidad para tomar una decisión que puede cambiar vidas, comenzando por la tuya: realízate pruebas periódicas de tamizaje para VIH y para otras infecciones de transmisión sexual.

Conocer tu estado viral es clave para cuidar tu salud, proteger a quienes amas y contribuir a una sociedad más informada, solidaria y libre de estigmas.

La prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno son la base para avanzar hacia un futuro sin VIH-SIDA.

 

¿Necesitas asesoría sobre VIH ?  conoce nuestro servicio de asesoría y pruebas de VIH presenciales o con envío a domicilio. Contáctanos de lunes a sábado al 601 744 7633 o vía chat.

Fuentes:

*Boletín de Prensa No 042-2025, Ministerio de Salud y Protección Social, abril, 2025. Disponible en https://www.minsalud.gov.co/CC/Noticias/2025/Paginas/minsalud-desmiente-falsas-informaciones-de-redes-sociales-que-crean-panico-sobre-el-supuesto-avance-sin-control-del-VIH-.aspx

**Superar las disrupciones, transformar la respuesta al Sida, ONUSIDA, 2025. Disponible en https://www.unaids.org/es/resources/presscentre/pressreleaseandstatementarchive/2025/november/wad-2025-report

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Prevención de violencias contra mujeres y niñas basada en RESPECT

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Cada 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, una fecha que nos convoca como sociedad. Y en especial, desde Oriéntame, como profesionales de salud sexual y reproductiva a reflexionar, visibilizar y fortalecer acciones encaminadas a la prevención de violencias contra las mujeres.

La violencia contra las mujeres no es un evento aislado: es una violación de derechos humanos, una expresión de desigualdades estructurales y una crisis permanente de salud pública.

En ese sentido, el documento Respeto a las mujeres: prevención de la violencia contra las mujeres, propuesto por Organización Mundial de la Salud, ofrece siete estrategias alimentadas por datos científicos, prácticas basadas en derechos humanos y enfoque de género.

A continuación, te invitamos a conocer porque este marco puede ser un referente en la prevención de violencias contra las mujeres y las niñas. Y cómo puede inspirar políticas, programas y prácticas concretas en contextos como Colombia.

 

Por qué la prevención debe ser prioridad

La violencia tiene múltiples consecuencias en la salud física, mental, sexual y reproductiva. Puede derivar en traumatismos, infecciones de transmisión sexual, embarazos no deseados, trastornos psicológicos, entre otros.

Sus efectos exceden lo individual, repercuten en familias, comunidades y sociedades, profundizando desigualdades de género e impidiendo que mujeres y niñas vivan plenamente sus derechos.

Un enfoque de prevención, más allá de la atención asistencial del problema que también se necesita, permite interrumpir ciclos de violencia, actuar sobre sus determinantes sociales y promover entornos seguros e igualitarios.

Por estas razones, la prevención de violencia contra las mujeres no solo debe entenderse como un asunto moral o cultural, sino como una prioridad de salud pública y justicia social.

 

1 de cada 4 mujeres de las Américas, de entre 15 y 49 años ha sufrido violencia física o sexual por parte de una pareja al menos una vez en su vida. OPS, 2025.

 

RESPETO: estrategia de prevención con base en evidencia

La herramienta RESPETO se enfoca en estrategias interrelacionadas, representadas por cada letra del término RESPETO.

R – Fortalecimiento de habilidades para relacionarse: promover en parejas relaciones basadas en respeto, comunicación, empatía y equidad, que prevengan dinámicas de control, dominación o abuso.

E – Empoderamiento de las mujeres: apoyar procesos de autonomía económica, social, de participación política y comunitaria, como factor clave para reducir vulnerabilidades frente a la violencia.

S – Servicios garantizados: asegurar el acceso a servicios de salud, atención psicosocial, remisión, protección y apoyo integral, de manera accesible, digna, confidencial y sin estigma ni juicios.

P – Reducción de la pobreza: reconocer que las condiciones socioeconómicas influyen fuertemente en el riesgo de violencia, por lo que mejorar las condiciones de vida y reducir la vulnerabilidad económica es parte esencial de la prevención.

E – Entornos seguros: transformar espacios comunitarios, educativos, laborales y públicos para que sean seguros, libres de violencia, discriminación o acoso; promover políticas de protección, participación comunitaria y control social.

T – Trabajo en prevención del abuso de niños, niñas y adolescentes: intervenir desde edades tempranas para prevenir la violencia entre generaciones, ofreciendo educación, protección, acompañamiento psicosocial y cultura de respeto desde la infancia.

O – Obtención de un cambio en actitudes, creencias y normas: desafiar las normas de género que naturalizan la dominación, la subordinación, la violencia, el control o la coerción; promover nuevas narrativas basadas en igualdad, consentimiento, autonomía y respeto mutuo.

 

Estas estrategias no funcionan por separado. Dan mejores resultados cuando se aplican juntas y de forma coordinada. Se potencian al involucrar a las personas y sus relaciones, a la comunidad y los contextos más amplios donde transcurre la vida de las mujeres.

 

Implicaciones para el sector salud 

Desde el trabajo en salud sexual y reproductiva que hacemos en Oriéntame, estas estrategias ofrecen una guía para integrar la prevención de violencia contra las mujeres. Algunos pilares clave:

Incorporar la violencia de género como prioridad en los servicios de salud sexual y reproductiva.  Asegurando que el personal de salud esté capacitado para la detección temprana, atención sensible, derivación adecuada, acompañamiento psicosocial y cuidado por la autonomía y dignidad de las mujeres. Esto implica trabajar con empatía, sin señalamientos y garantizando confidencialidad.

Promover el empoderamiento de las mujeres a través de espacios de información, educación sobre derechos sexuales y reproductivos, acompañamiento comunitario, redes de apoyo, acceso a oportunidades de formación, de modo que las mujeres puedan tomar decisiones libres y seguras sobre sus cuerpos, su vida y sus relaciones.

Generar espacios de diálogo comunitario y movilización social que promuevan reflexiones críticas sobre normas de género, desigualdades, estereotipos, relaciones de poder; involucrar tanto a mujeres como a hombres, personas sexualmente diversas, jóvenes, familias y comunidades, para construir entornos seguros, de respeto y equidad.

Integrar la prevención desde edades tempranas: en contextos educativos, de salud, comunitarios, con programas de educación integral en sexualidad, educación emocional, crianza respetuosa, prevención del abuso en la infancia y adolescencia.

Abogar por políticas públicas intersectoriales: salud, educación, justicia, protección social, desarrollo económico. La prevención de violencia contra las mujeres requiere decisiones estructurales, financiamiento sostenido, legislación eficaz, y compromiso estatal y comunitario.

 

Hacia una cultura de prevención: lo que podemos hacer hoy

En este 25 de noviembre, te invitamos a mirar la prevención no como una acción aislada, sino como un compromiso permanente. Algunas acciones concretas para promover la prevención de violencia contra las mujeres:

Difundir información basada en evidencia: compartir contenidos fiables, como el marco RESPETO, con equipos de salud, comunidades, organizaciones, redes sociales. Informar sobre qué es violencia de género, cuáles sus formas, consecuencias, cómo prevenirla.

Revisar protocolos de atención: garantizar o vigilar que los servicios de salud sexual y reproductiva incluyan la detección, atención y derivación de casos de violencia con enfoque en derechos, confidencialidad, empatía y equidad.

Crear espacios de formación y sensibilización: con profesionales de salud, en comunidades, con las familias para fortalecer habilidades relacionales, promover autonomía y cuestionar normas discriminatorias.

Trabajar en alianzas: entre sector salud, educación, organizaciones comunitarias, autoridades locales para impulsar políticas, programas y entornos seguros.

Escuchar a las mujeres: reconocer sus experiencias, respetar su autonomía, validar sus relatos, ofrecer apoyo integral, sin revictimización ni juicios.

 

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La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo un grave problema de salud pública, sostenida en desigualdades estructurales de género. Pero es evitable.

La segunda edición de la herramienta RESPETO publicada este año por la OMS, muestra con evidencia científica que, con voluntad política, enfoque de género, y acciones multisectoriales es posible prevenir las violencias que afectan a las mujeres.

Este 25 de noviembre, además del llamado a la denuncia, hacemos una invitación a la acción desde nuestros contextos en familia, en comunidad, en educación o en el ámbito laboral, para que  la prevención de violencia contra las mujeres sea una prioridad política, una práctica diaria y un compromiso colectivo.

 

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Fuentes:

RESPECT women: preventing violence against women, segunda edición. OMS, 2025. Disponible en https://www.who.int/publications/i/item/9789240117020

Respeto a las mujeres: prevención de la violencia contra las mujeres, Primera edición, OMS, 2020. Disponible en https://www.paho.org/es/documentos/respeto-mujeres-prevencion-violencia-contra-mujeres 

Estimaciones regionales: la violencia contra mujeres y niñas: una realidad que persiste en las Américas, OPS, 2025. Disponible en https://www.paho.org/es/documentos/estimaciones-regionales-violencia-contra-mujeres-ninas-realidad-que-persiste-americas

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A continuación, profundizamos en este concepto y te contamos las claves necesarias para comprender por qué es un derecho que transforma vidas y sociedades.

 

Qué es maternidad digna

La maternidad digna es el ejercicio pleno y libre de la maternidad, en condiciones de respeto, seguridad y bienestar físico, emocional y social. Supone que ninguna persona sea forzada a vivir un embarazo o una maternidad que no desea, y que quienes deciden llevar una gestación reciban información clara, acompañamiento integral y servicios de salud basados en evidencia.

La maternidad digna implica reconocer la autonomía de las mujeres y personas con posibilidad de gestar, su derecho a decidir si quieren asumir el embarazo y posterior crianza, cuándo, con quién y en qué condiciones.

Esto requiere que se les asegure, a que quienes eligen criar, puedan hacerlo con apoyo familiar y comunitario, respeto y acceso a servicios de salud de calidad.

Organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han señalado que la maternidad digna es un pilar fundamental para la equidad de género y la salud pública.

Sus elementos centrales incluyen:

  • Autonomía y autodeterminación: decidir libremente sobre el propio cuerpo y proyecto de vida.
  • Acceso a servicios de salud integrales: control prenatal de calidad, parto seguro, atención posparto y acompañamiento emocional.
  • Vivienda, empleo y apoyo social adecuados: condiciones materiales que permitan criar sin violencia ni precariedad.
  • Trato digno y libre de violencias: erradicar prácticas como la violencia obstétrica y el estigma hacia las maternidades diversas.

 

Este enfoque está alineado con estándares internacionales como el Derecho al disfrute del más alto nivel de salud reconocido por Naciones Unidas y los lineamientos de la OMS sobre atención respetuosa del parto y la gestación.

 

Maternidad digna y el descenso demográfico

En varios países se ha difundido la idea de que la llamada “crisis de natalidad” se debe a que las mujeres “no quieren tener hijos”. Este argumento ignora las causas estructurales que explican las transformaciones demográficas y refuerza estereotipos que cargan la responsabilidad exclusivamente sobre ellas.

  • El descenso de la fecundidad es un fenómeno global que obedece a múltiples causas, documentado por entidades como la ONU y el Banco Mundial. Entre sus causas principales se encuentran:
  • Mayor acceso a educación y oportunidades laborales para las mujeres.
  • Incremento en los costos de crianza, incluyendo vivienda, salud, educación y cuidados.
  • Desigual distribución del trabajo doméstico y de cuidados, que recae de forma desproporcionada sobre las mujeres.
  • Falta de políticas sólidas de conciliación, como licencias parentales equitativas, servicios de cuidado infantil y trabajo decente.
  • Inestabilidad económica que afecta la decisión de conformar familias.
  • Precariedad laboral y aumento de pobreza.

 

Estas condiciones reducen las posibilidades de tener hijos en las circunstancias deseadas. Culpar a las mujeres invisibiliza la responsabilidad de los Estados y las sociedades de crear entornos donde la maternidad pueda vivirse de forma digna.

Además, la evidencia muestra que los países que cuentan con políticas de bienestar, corresponsabilidad en los cuidados y garantías de derechos reproductivos, la decisión de tener descendencia se vuelve más libre y frecuente. La solución no es presionar a las mujeres para que tengan más hijos, sino construir condiciones de vida dignas incluyente con todas las formas de hacer familia.

 

Cómo ayuda la garantía de derechos sexuales y reproductivos a las maternidades y crianzas dignas

Los derechos sexuales y reproductivos incluyen la posibilidad de decidir si tener hijos, cuántos y con qué espaciamiento; acceder a métodos anticonceptivos modernos; recibir información clara y educación integral en sexualidad; y contar con servicios de salud seguros y de calidad durante el embarazo, el parto y el posparto.

Asegurar estos derechos contribuye a las maternidades dignas de diversas formas:

Prevención de embarazos no deseados: Cuando las mujeres pueden decidir sobre su fertilidad, las maternidades ocurren en mejores condiciones físicas, emocionales y económicas.

Atención oportuna y basada en evidencia: La garantía de controles prenatales, partos respetados y seguimiento posparto reduce riesgos y favorece el bienestar.

Reducción de violencias: El acceso a información y servicios protege frente a prácticas coercitivas, discriminatorias y obstétricas violentas.

Corresponsabilidad social del cuidado: Las políticas públicas basadas en derechos promueven entornos que reconocen que la crianza no es una responsabilidad individual, sino colectiva.

 

Los derechos sexuales y derechos reproductivos son fundamentales para asegurar maternidades dignas. Cuando estos derechos se protegen y se financian adecuadamente, la maternidad se convierte en una experiencia elegida, acompañada y segura.

 

Diez claves para asegurar una maternidad digna

  1. Garantizar el derecho a decidir. Que la maternidad sea siempre resultado de una elección libre e informada.
  2. Acceso universal a métodos anticonceptivos modernos. Disponibilidad, asequibilidad y asesoría adecuada.
  3. Atención prenatal respetuosa y de calidad. Con énfasis en el acompañamiento emocional y la información clara.
  4. Parto seguro y humanizado. Basado en buenas prácticas de la OMS, evitando intervenciones innecesarias.
  5. Seguimiento integral en el posparto. Incluyendo salud mental, lactancia, alimentación y redes de apoyo.
  6. Prevención y sanción de la violencia obstétrica. Protocolos, formación del talento humano y rutas de atención.
  7. Corresponsabilidad del Estado y los empleadores. Licencias parentales equitativas, horarios flexibles y condiciones laborales justas.
  8. Servicios de cuidado accesibles y de calidad. Guarderías, centros de desarrollo infantil y apoyo comunitario.
  9. Protección económica para las gestantes y madres. Programas de apoyo, seguridad social y acceso a vivienda digna.
  10. Enfoque de género e interseccionalidad en todas las políticas. Reconocer las desigualdades que enfrentan mujeres rurales, migrantes, indígenas, afrodescendientes, con discapacidad o en condiciones de pobreza.

 

Crianzas elegidas, personas bienvenidas

La maternidad digna no es un privilegio, es un derecho que debe ser garantizado por los sistemas de salud, los Estados y las sociedades.

Defender este derecho está en el centro de nuestra razón de ser en Oriéntame. Cada día trabajamos para que cada día más personas tengan la oportunidad de vivir en libertad su autonomía reproductiva. Reconocerlo y actuar en consecuencia permite que cada mujer y persona trans o no binaria en posibilidad de gestar decida sobre su vida.

Así se construyen familias en entornos seguros, libres y solidarios y donde cada persona que nace es deseada y bienvenida a este mundo.

 

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Estudio sobre aborto con medicamentos

Estudio sobre aborto con medicamentos

 

Aborto con medicamentos, comparamos el servicio en el centro médico con la atención en casa.

Con frecuencia, nos preguntan cuales son las diferencias en el tratamiento de aborto con medicamentos con consulta virtual y el tratamiento que ofrecemos en el centro médico, a esto solemos responder que muy pocas y al menos en el precio son iguales.

Luego de cinco años de creado el servicio de aborto con consulta virtual y envío de medicamentos a domicilio, encontramos que ya era tiempo de evaluar con criterios más consistentes esa pregunta.

A continuación, presentamos los resultados de un estudio sobre aborto con medicamentos realizado a partir de las atenciones realizadas en Oriéntame. Este estudio compara las modalidades de atención de telesalud respecto de la atención en el centro médico.

 

Tres modalidades de atención, un mismo servicio de IVE

Desde marzo de 2020, al inicio de la pandemia de COVID-19, cuando Oriéntame lanzó el servicio de aborto en casa este se ha mantenido sin grandes cambios. Consiste en una consulta médica virtual con envío de medicamentos a domicilio, para facilitar el acceso a mujeres y personas gestantes a servicios seguros y confiables de interrupción del embarazo. A esta modalidad de atención le llamamos telemedicina.

También, a lo largo de estos cinco años, hemos venido fortaleciendo la atención por tele-experticia que tenemos en los consultorios de las ciudades pequeñas. Esta modalidad de atención permite que las personas consultantes obtengan atención presencial. Aquí el servicio es ofrecido por una profesional de enfermería con apoyo remoto en profesionales de medicina o especialistas de ginecología a través de video consulta.

 

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Comparando las diferentes modalidades de atención de aborto

  • Para conocer la evolución del servicio de Interrupción voluntaria del embarazo (IVE) bajo estas modalidades de telesalud, es decir telemedicina y tele-experticia, durante 2020 y 2024 analizamos 5 criterios:
  • Efectividad clínica
  • Seguridad (eventos adversos)
  • Calidad percibida
  • Continuidad del cuidado (inicio de métodos anticonceptivos)
  • Perfil socio demográfico y cobertura

Con base en esta información, tomada de las historias clínicas y encuestas de satisfacción de usuarias entre otros registros, comparamos la atención en el servicio de IVE presencial y telesalud. Y obtuvimos los siguientes hallazgos:

Efectividad: La continuación del embarazo fue extremadamente infrecuente y es similar entre modalidades, en todas es inferior al 0,5%, por lo que no hay diferencia estadística.

Seguridad: Esta es la diferencia entre la proporción de usuarias que reciben tratamiento farmacológico para IVE respecto de las que presentaron alguna complicación. En total el promedio es de menos del 0,17%, siendo telemedicina donde menos complicaciones se reportaron 0,05%.

Calidad: En encuestas de satisfacción de usuarias, preguntamos por la seguridad percibida y más del 99% usuarias del tratamiento con medicamentos sintieron seguridad en la atención. Además, más del 98% calificó su atención como buena o muy buena.

Sin embargo, encontramos un reto importante: elevar el número de encuestas de satisfacción respondidas por las usuarias de telemedicina, pues solo llega al 60%.

Continuidad: la consulta de control para el servicio de IVE es voluntaria, es decir solo se programa si la usuaria la considera necesaria. Encontramos que 54% de consultantes que tienen citas presenciales regresan a control, comparado con 34% las mujeres que usan telemedicina.

 

Otros hallazgos

La anticoncepción post aborto nos presenta retos importantes por dos razones principales:

a. Sin importar la modalidad, el inicio de métodos anticonceptivos intrauterinos (como la T de cobre) está restringido hasta verificar que el aborto se ha completado.
b. En telemedicina, solo se inician los métodos que se entregan en el kit de IVE –ALAS-, es decir, aquellos de corta duración (pastillas o inyecciones).

Cobertura y perfil: La edad promedio de las usuarias es mayor en telemedicina (28,4 años), porque es la modalidad con la mayor proporción de mujeres mayores de 45 años. Telexperticia tiene una mayor proporción de adolescentes y por lo tanto un promedio de edad de 27,1 años.

En cuanto a la distribución por territorios, con telemedicina hemos llegado a más usuarias de Santander, Boyacá, Arauca, Cundinamarca, Casanare, Valle del Cauca, Cauca, Huila, Caquetá, Caldas y Putumayo.

 

Retos revelados por el estudio

Limitaciones en el acceso a la información y la tecnología:
Regiones como Amazonía, Pacífica e Insular tienen una representación mínima en telemedicina. Lo que presumimos que obedece al efecto de desigualdades históricas en conectividad y acceso a servicios de salud.

Sin embargo, es necesario explorar con más profundidad estas barreras para diseñar estrategias diferenciadas ajustadas a las necesidades de las comunidades que enfrentan estas brechas. Por ejemplo, alianzas con redes comunitarias y otras organizaciones en el territorio en combinación con servicios bajo la modalidad de tele-experticia.

Calidad de los datos, desagregación y correlaciones por edad, territorio y vulnerabilidad:
Actualmente, la información existente presenta vacíos en datos sobre edad, pertenencia étnica, situación socioeconómica y territorio. La desagregación debe ser permanente y consistente en todos los registros para poder orientar intervenciones con enfoque de equidad.

Por otro lado, los datos faltantes representan un reto, pues el 11,7% de los registros no tienen datos de región de origen. También se presentan algunas inconsistencias entre las diferentes fuentes de datos, lo que requerirá un riguroso trabajo de estandarización de variables para alcanzar la interoperabilidad entre los diferentes sistemas de información.

Fortalecer seguimiento post aborto:
El suministro e inicio de métodos anticonceptivos y el monitoreo para la detección de complicaciones se ven afectados por la falta de seguimiento. Esto depende de la participación activa de las usuarias, que en muchos casos, muestran poco interés, en especial, en modalidades de telesalud.

Ante esta dificultad, es necesario integrar mecanismos de seguimiento alternativos que disminuyan la fricción para las consultantes. Por ejemplo, encuestas vía SMS, llamadas de control, alianzas comunitarias, entre otros. También está el reto de mejorar el monitoreo post aborto sin incrementar los costos derivados del monitoreo.

 

Conclusiones

Cuatro años de experiencia muestran que la telemedicina y la tele-experticia han transformado la prestación de servicios de aborto con medicamentos, ofreciendo modalidades seguras, eficaces y valoradas por las usuarias.

Sin embargo, la verdadera medida del éxito no es solo el número de atenciones o los indicadores clínicos, sino nuestra capacidad de garantizar que estas innovaciones lleguen con calidad y equidad a todas las personas que las necesitan, sin importar su edad, territorio o situación socioeconómica.

Por eso, necesitamos sistemas de monitoreo que vayan más allá de los promedios y respondan preguntas críticas: ¿Quién accede y quién queda fuera? ¿Qué territorios o poblaciones siguen marginadas por brechas digitales, territoriales o regulatorias? ¿Estamos asegurando continuidad en anticoncepción y seguimiento clínico?

 

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Fuente:

Telesalud en IVE, Vivas, María Mercedes, M.D. – MPH. Presentado en la 7 Conferencia Internacional de Planificación Familiar ICFP – 2025, Bogotá.   Disponible en https://orientame.org.co/wp-content/uploads/2025/11/Telesalud-en-IVE-farmacologico-ICFP-5nov2025.pdf

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Desde su primera edición en 2009, la Conferencia Internacional de Planificación Familiar se ha consolidado como una plataforma para el intercambio de conocimientos, evidencia científica y estrategias que promueven el acceso universal a la anticoncepción, la educación integral en sexualidad y la igualdad de género. Cada edición reúne a miles de participantes comprometidos con la construcción de un mundo en el que todas las personas puedan ejercer sus derechos reproductivos sin discriminación.

En esta séptima edición de la ICFP 2025 el tema es «Equidad a través de la acción: Promoción de la salud sexual y los derechos reproductivos para todas las personas«, con el propósito de inspirar acciones concretas frente a los desafíos actuales en salud sexual y reproductiva.

 

Bogotá, epicentro del diálogo y la innovación

Por primera vez un país latinoamericano será la sede de la Conferencia Internacional de Planificación Familiar 2025: un encuentro global por la salud y los derechos.

Bogotá ha sido la ciudad elegida para recibir a líderes y especialistas de más de 120 países y más de 800 organizaciones en la Conferencia Internacional de Planificación Familiar (ICFP 2025), el encuentro mundial más importante sobre salud sexual y reproductiva.

La capital colombiana es el escenario donde gobiernos, organizaciones sociales, agencias internacionales, juventudes y comunidades científicas comparten experiencias, innovaciones y compromisos para avanzar hacia un futuro en el que todas las personas puedan decidir libremente sobre su cuerpo y su bienestar.

La elección de Bogotá como sede de la ICFP 2025 no solo reconoce el papel de Colombia como referente regional en derechos sexuales y reproductivos, sino que también destaca el trabajo articulado de múltiples sectores por construir políticas públicas más equitativas e inclusivas.

Este evento representa una oportunidad única para mostrar los avances locales, fortalecer alianzas globales y proyectar nuevas rutas hacia una salud plena, con justicia social y de género.

Durante la conferencia, más de 5.000 participantes provenientes de todos los continentes, pueden un intercambiar experiencias y aprendizajes que beneficiará tanto al ámbito global como a los procesos locales.

Además, es una oportunidad para visibilizar las experiencias de organizaciones comunitarias, juventudes y entidades de salud que trabajamos a diario por garantizar el acceso a servicios de calidad, libres de barreras y de estigma.

 

La voz de Oriéntame y el compromiso del sector salud en la ICFP 2025

Colombia en la ICFP 2025 tiene un papel protagónico. Diversas instituciones nacionales, redes de profesionales de salud y organizaciones sociales han mostrado sus avances en materia de planificación familiar, educación sexual integral, atención con enfoque diferencial y estrategias de participación comunitaria.

Oriéntame se une a este escenario como parte del compromiso por fortalecer el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva con enfoque de derechos, género e interseccionalidad. Participar en la ICFP 2025 representa una oportunidad para compartir buenas prácticas, escuchar otras experiencias y reafirmar el valor del trabajo colaborativo en la construcción de una sociedad más equitativa.

Por esto, integramos el panel: Métricas que importan: cómo obtener resultados significativos en un panorama de atención al aborto en evolución”, junto a ponentes de México, Canadá y Estados Unidos.

En esta mesa, nuestra directora María Mercedes Vivas presentó los resultados del estudio Del primer contacto a la atención integral: lo que aprendimos al medir el acceso, la experiencia y la efectividad del aborto con medicamentos. Una revisión comparativa y sistemática del servicio de interrupción voluntaria del embarazo mediante la técnica de aborto farmacológico en tres modalidades de atención: presencial, telemedicina y tele-experticia.

En el mismo panel, también destacaron las presentaciones “Medición del impacto del apoyo emocional antes, durante y después del aborto autogestionado: experiencias de uso de una plataforma digital en entornos restrictivos en los Estados Unidos y América Latina”, de Melissa Wiles de Vitala Global. Y “Del dato al impacto: evidencia desde farmacias y servicios comunitarios para medir el acceso seguro al aborto fuera del modelo clínico” de Erika Troncoso de Mexfam.

Como expresó uno de los organizadores internacionales del evento, “la ICFP es más que una conferencia: es un movimiento global que impulsa cambios reales en la vida de millones de personas”. Desde Colombia, ese movimiento se nutre del trabajo de organizaciones que cada día acompañan a las comunidades en el ejercicio de su autonomía y su derecho a decidir.

 

Hacia una agenda global por la equidad y el bienestar

La ICFP 2025 busca fortalecer la cooperación internacional y movilizar recursos para que los compromisos asumidos se traduzcan en políticas efectivas y sostenibles. Entre sus metas principales están reducir las brechas en el acceso a métodos anticonceptivos modernos, mejorar la calidad de la atención en salud sexual y reproductiva, y garantizar que niñas, adolescentes y mujeres de todas las edades puedan tomar decisiones informadas sobre sus cuerpos y sus vidas.

Por ejemplo, la reducción de muertes maternas prevenibles también está relacionada con un efecto combinado de mejor acceso a atención médica materna, mayor disponibilidad de métodos modernos de anticoncepción y servicios legales de aborto.

En esta vía, Colombia ha visto avances importantes pasando de 95 muertes por cada 100.000 nacimientos en el año 2000 a 59 muertes en 2023.

Un estudio reciente del Instituto Guttmacher en 128 países, señala que cubrir la necesidad insatisfecha de anticonceptivos en países de bajos y medianos ingresos (PBMI) costaría $15.56 dólares por persona. Y por cada dólar invertido, los gobiernos se ahorrarían 2,5 dólares en gastos de salud materna, neonatal y aborto inseguro.

Además, están los beneficios sociales que alcanzan las personas que pueden decidir sus vidas y su futuro, al planear el tamaño de sus familias.

  • Más años de educación para las niñas, mujeres y personas con posibilidad de gestar.
  • Mayor participación en la fuerza laboral y empleos mejor remunerados.
  • Países con economías más fuertes.

 

Sin embargo, estos avances y oportunidades en salud pública están en riesgo ante la crisis de financiamiento mundial que amenaza la sostenibilidad de los programas de salud sexual y reproductiva.

En Colombia, por ejemplo, la coyuntura por la que atraviesa el sistema de salud puede poner en pausa lo ya logrado o incluso, obstaculizar el cumplimiento de las políticas que protegen la salud, en especial, la que tiene que ver con la sexualidad, la reproducción y el derecho a decidir.

 

Un compromiso compartido

En medio de este panorama, la realización de la ICFP 2025 en Bogotá representa un momento clave para reafirmar que el derecho a la salud sexual y reproductiva es esencial para el bienestar y la igualdad. Cada conversación, cada experiencia y cada alianza contribuye a seguir construyendo una visión de compartida de justicia social desde la salud y los derechos reproductivos.

Realinear el financiamiento de programas de salud, buscar soluciones que involucren a múltiples actores sociales para enfrentar los desafíos de la reducción demográfica o contrarrestar los efectos de la implementación de políticas regresivas en materia de derechos son debates que muestran la pertinencia de este diálogo global en la ICFP 2025.

La Conferencia Internacional de Planificación Familiar 2025 es, sin duda, un punto de encuentro para quienes creen que los derechos no se debaten: se garantizan. Y Colombia ya hace parte de esa transformación global.

 

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Fuentes:

Únete al Movimiento Mundial por la Salud y los Derechos Sexuales y Reproductivos. Sitio web oficial de la ICFP 2025, en https://theicfp.org/es

Effect of maternity care improvement, fertility decline, and contraceptive use on global maternal mortality reduction between 2000 and 2023: results from a decomposition analysis. Ahmed, Saifuddin et al. The Lancet, noviembre de 2025. Disponible en https://www.thelancet.com/journals/langlo/article/PIIS2214-109X(25)00409-7/fulltext

Adding It Up 2024: inversión en salud sexual y reproductiva en países de ingresos bajos y medios), Nueva York: Guttmacher Institute, 2025. Disponible en https://www.guttmacher.org/report/adding-it-up-2024-investing-sexual-and-reproductive-health-low-and-middle-income-countries.

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