Ciberacoso, identifícalo y protégete

Ciberacoso, identifícalo y protégete

En la era digital, las redes sociales, los foros, las aplicaciones de mensajería y los espacios de interacción en línea se han convertido en escenarios fundamentales para comunicarnos, aprender y compartir experiencias. Sin embargo, estos mismos entornos también han abierto la puerta a nuevas formas de violencia. Una de las más frecuentes es el ciberacoso, que impacta de manera desproporcionada a mujeres, adolescentes y personas LGBTIQ+.

Esta problemática no solo limita el derecho a expresarse libremente en internet, sino que también genera efectos emocionales, sociales y, en algunos casos, económicos y legales. Reconocer el ciberacoso como una forma de violencia basada en género es el primer paso para construir espacios digitales más seguros, inclusivos y respetuosos.

 

¿Qué es el ciberacoso?

El ciberacoso es cualquier conducta agresiva, repetitiva y no deseada que se ejerce mediante dispositivos electrónicos o plataformas en línea, con el fin de intimidar, humillar, controlar o dañar a una persona.

Aunque puede afectar a cualquier persona, se observa un patrón claro: mujeres, adolescentes y personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas están más expuestas debido a los prejuicios, la discriminación y las desigualdades que persisten en la sociedad.

Ejemplos frecuentes de ciberacoso incluyen:

  • Mensajes ofensivos o amenazantes enviados de manera constante.
  • Difusión de imágenes íntimas sin consentimiento (también llamado “pornografía no consensuada”).
  • Suplantación de identidad para dañar la reputación de una persona.
  • Comentarios sexistas, homofóbicos o transfóbicos en redes sociales.
  • Ciberpersecución (stalking), que implica vigilar o acosar digitalmente a una persona de manera insistente.
  • Campañas de desprestigio que buscan aislar o silenciar voces críticas.
  • El impacto diferenciado en mujeres y personas LGBTIQ+

 

Ciberacoso y derechos sexuales y reproductivos: una conexión dolorosa

Los derechos sexuales y reproductivos incluyen el derecho a decidir sobre el propio cuerpo, a recibir educación sexual integral, a acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, y a vivir una vida libre de violencias.

Cuando una persona es víctima de ciberacoso por expresar su orientación sexual, identidad de género, o por compartir contenido relacionado con su vida íntima, estos derechos se ven directamente vulnerados.

El ciberacoso no se da en un vacío. Se enmarca en contextos donde las mujeres y las personas LGBTIQ+ ya enfrentan desigualdades estructurales. Por eso, el impacto de estas violencias es más profundo y dañino.

En mujeres: se manifiestan formas de violencia que reproducen los mismos patrones del acoso callejero o la violencia doméstica, pero trasladados al espacio digital. Muchas mujeres reciben mensajes con connotaciones sexuales no deseadas, amenazas de violación o intentos de control a través de redes sociales.

En adolescentes: la presión social y el uso intensivo de plataformas hacen que sean más vulnerables al ciberacoso. El impacto puede reflejarse en ansiedad, depresión, bajo rendimiento académico e incluso en conductas de autolesión.

En personas LGBTIQ+: el ciberacoso se relaciona con discursos de odio, insultos homofóbicos o transfóbicos y amenazas de “corrección” de su identidad u orientación sexual. En algunos casos, estas agresiones buscan forzar el silencio o invisibilizar sus voces en los espacios digitales.

 

Consecuencias del ciberacoso

El ciberacoso tiene consecuencias que trascienden la pantalla. No es un “problema menor” ni algo que deba minimizarse. Entre los efectos más comunes se encuentran:

Afectaciones a la salud mental, como ansiedad, insomnio, depresión y estrés postraumático.

Aislamiento social, debido al miedo de participar en espacios digitales o de interactuar en comunidades en línea.

Limitación de la libertad de expresión, especialmente en mujeres líderes sociales, periodistas o activistas.

Impactos económicos y laborales, cuando las agresiones dañan la reputación profesional o generan pérdidas de oportunidades.

Riesgos físicos, cuando las amenazas virtuales se trasladan a entornos presenciales.

 

¿Cómo podemos prevenir y enfrentar el acoso digital?

Prevenir y atender el ciberacoso requiere la acción conjunta de personas, comunidades, instituciones y plataformas digitales. Algunas recomendaciones son:

Fortalecer la educación digital: promover el uso responsable de internet y formar en ciudadanía digital con enfoque de género.

Denunciar el ciberacoso en las plataformas donde ocurre y, de ser necesario, ante las autoridades competentes.

Proteger la información personal: revisar configuraciones de privacidad y limitar el acceso a datos sensibles.

Generar redes de apoyo: acompañar a quienes viven estas violencias, evitando la revictimización y ofreciendo un espacio seguro para hablar.

Exigir responsabilidad a las plataformas digitales para que adopten políticas claras contra el ciberacoso y mejoren los mecanismos de denuncia.

Visibilizar el problema: reconocer el ciberacoso como una forma de violencia de género, para dejar de naturalizarlo o culpar a la víctima.

 

El papel de la sociedad y las instituciones

El ciberacoso refleja las desigualdades estructurales que persisten fuera de internet. Por eso, las soluciones no deben limitarse únicamente al ámbito tecnológico. Es necesario que los marcos legales reconozcan y sancionen estas violencias, y que los programas de prevención incluyan un enfoque de género e interseccionalidad.

Además, las instituciones educativas y de salud tienen un rol clave en la detección temprana de los efectos del ciberacoso, brindando apoyo psicosocial y promoviendo ambientes seguros donde niñas, adolescentes y personas LGBTIQ+ puedan expresarse sin miedo.

 

Para tener en cuenta

El ciberacoso no es solo una agresión virtual; es una forma de violencia que limita el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, perpetúa estigmas y silencia voces necesarias. En Colombia, es urgente visibilizar esta problemática, fortalecer la legislación y empoderar a las personas para que puedan vivir su sexualidad y su identidad libremente, también en el mundo digital.

Hablar de este tema con claridad, reconocer sus impactos y actuar de manera colectiva es fundamental para construir entornos digitales libres de violencia. Internet requiere gobernanza y compromiso social con el respeto, la empatía y la igualdad, para que sea un espacio de encuentro y diversidad para todas las personas y que, sin importar su género u orientación sexual, puedan expresarse plenamente.

¿Has sido víctima de ciberacoso o conoces a alguien que lo ha vivido? No estás sola, solo ni en silencio. Te invitamos a consultar el servicio de atención psicológica especializado en atención de personas víctimas de violencias ofrecido por Oriéntame. Aquí encontrarás acompañamiento emocional, orientación y herramientas para recuperar tu bienestar.

Tu salud mental importa. Tus derechos también. Y mereces vivir sin miedo, en todos los espacios, incluidos los digitales.

 

¿Necesitas asesoría personalizada?

Estamos para acompañarte, pregúntanos todo lo que necesites sobre el servicio de atención psicológica. Habla con una asesora llamando al teléfono fijo 601 744 7633 o escribe vía WhatsApp (+57) 313 488 8475. Oriéntame es tu lugar seguro.

 

Referencias

  1. Qué es el ciberbullying. Pantallas Amigas. 2025 Tomado de https://www.ciberbullying.com/cyberbullying/que-es-el-ciberbullying
  2. Ciberacoso: qué es y cómo detenerlo. UNICEF. 2025 Tomado de https://www.unicef.org/es/end-violence/ciberacoso-que-es-y-como-detenerlo 
  3. Manual de autocuidados digitales feministas. Akahataorg. 2024. Tomado de https://akahataorg.org/wp-content/uploads/2024/01/Akahata-Manual-Final-Digital.pdf

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Qué son los micromachismos

Qué son los micromachismos

Con el aumento de las múltiples casos de violencias contra niñas, mujeres y personas LGBTIQ, urge reconocer y erradicar formas más sutiles de violencia, como los micromachismos, que perpetúan las desigualdades de género de manera cotidiana.

 

La violencia de género es un problema estructural

La violencia de género se entiende como cualquier acto de violencia ejercido contra una persona por razón de su género y que cause daño físico, sexual, psicológico o económico.

Este tipo de violencia tiene como objetivo perpetuar las desigualdades de poder y control en función del género y se dirige mayoritariamente contra mujeres y niñas. Puede manifestarse en diversos ámbitos de la vida, como el hogar, el trabajo, la comunidad e incluso en entornos digitales, y abarca desde agresiones físicas hasta formas más sutiles, como la violencia simbólica y los micromachismos.

Hoy día afecta a millones de personas en el mundo, mayoritariamente a las mujeres. Esta violencia se manifiesta de diversas maneras y en distintos ámbitos de la vida, desde el hogar hasta los espacios públicos y laborales.

Comprender los tipos de violencia de género y cómo combatirlos es un paso fundamental para construir sociedades más justas e igualitarias. Además, es importante reconocer formas más sutiles de violencia, como los micromachismos, que perpetúan las desigualdades de género de manera cotidiana.

 

Micromachismos: la violencia de lo cotidiano

Los micromachismos son conductas, actitudes y comentarios cotidianos que perpetúan la desigualdad de género. Aunque a menudo pasan desapercibidos o se consideran «inofensivos», tienen un impacto acumulativo que refuerza las relaciones de poder y el control sobre las mujeres. Ejemplos de micromachismos incluyen:

  • Interrumpir a una mujer constantemente en conversaciones («mansplaining»).
  • Asumir que las mujeres son responsables únicamente del cuidado del hogar y los hijos.
  • Comentarios sobre el aspecto físico de una mujer en contextos profesionales.
  • Minimizar o descalificar las emociones o experiencias de las mujeres.

 

Cómo erradicar los micromachismos 

  1. Educación y sensibilización: Es esencial promover la educación en igualdad de género desde edades tempranas. Enseñar el respeto, la equidad y el reconocimiento de derechos ayuda a prevenir actitudes y comportamientos violentos.
  2. Reconocer y cuestionar los micromachismos: Identificar estas conductas es el primer paso para erradicarlas. Es importante reflexionar sobre nuestras propias actitudes y señalar comportamientos inadecuados de manera constructiva.
  3. Fomentar el empoderamiento de las mujeres: Apoyar a las mujeres para que desarrollen su autonomía y participen en todos los ámbitos de la sociedad en igualdad de condiciones es clave para combatir las desigualdades.
  4. Crear redes de apoyo: Las víctimas de violencia de género necesitan entornos seguros y redes de apoyo que les permitan denunciar y superar estas situaciones. Las organizaciones y colectivos que trabajan en este ámbito son fundamentales.
  5. Denunciar y legislar: Es crucial que existan marcos legales que protejan a las víctimas de violencia de género y castiguen a los agresores. Denunciar las situaciones de violencia es un paso valiente y necesario.
  6. Involucrar a los hombres: La lucha contra la violencia de género no es solo tarea de las mujeres. Los hombres también deben cuestionar sus privilegios y comportamientos, así como apoyar activamente el cambio hacia la igualdad.

Combatir la violencia de género y los micromachismos requiere un compromiso colectivo y constante. Solo a través de la acción conjunta y la transformación de nuestras estructuras sociales podremos construir un mundo más justo, seguro e igualitario para todas las personas.

 

Entonces, si conoces una persona que pueda necesitar ayuda profesional para superar una situación de violencia hazle saber del servicio de atención psicológica especializada en sobrevivientes de violencias de génro que ofrece Oriéntame.

Para conocer más sobre los servicios, precios o disponibilidad de citas por favor contáctanos de lunes a sábado entre 7 am y 7 pm al teléfono 601 744 7633 ó vía chat en WhatsApp

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¿Cómo ayudar a una amiga que sufrió violencia sexual?

¿Cómo ayudar a una amiga que sufrió violencia sexual?

Enterarse que una persona conocida o tal vez familiar ha experimentado algún tipo de violencia sexual suele ser impactante y puede dejarte sin palabras y sin saber que hacer para reconfortarla. Y el hecho de que esa persona se anime a compartirlo contigo, además de una señal de confianza puede ser también un pedido de ayuda.

La violencia sexual afecta a personas de todas las edades, géneros, orientaciones sexuales y condiciones socioeconómicas. Es un acto de poder y control que puede dejar cicatrices físicas y emocionales duraderas en las víctimas. Por ello, es fundamental abordar este tema con seriedad y comprensión.

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Saber si esa persona ya recibió algún tipo de ayuda, si la situación de violencia es actual o una experiencia del pasado, si quien la agredió es alguien conocido o incluso vive con la víctima y aún está bajo amenaza será determinante a la hora de ofrecer tu apoyo.

 

¿Qué es la violencia sexual?

Es importante entender que la violencia sexual puede manifestarse de diferentes maneras, incluyendo el acoso sexual, la agresión sexual, el abuso sexual infantil, el incesto, la explotación sexual y la violación.
Según la OMS[1], la violencia sexual es “todo acto sexual, la tentativa de consumir un acto sexual, cualquier comentario o insinuación sexual no deseada o cualquier otro acto dirigidos a comerciar con la sexualidad o contra la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de su relación con la persona sobreviviente, en cualquier ámbito”.
La violencia sexual incluye la penetración no consentida por la vagina, la boca o el ano, utilizando el pene, otra parte del cuerpo o un objeto. El intento de hacerlo se conoce como “tentativa de violación”. Además, en el caso de las personas menores de 14 años, se considera violencia toda actividad sexual, incluso si se tiene la aprobación de la persona menor de edad.

 

Claves para dar apoyo a víctimas de violencia sexual

Muchas veces las personas que pasan por una situación de violencia tienen grandes temores por compartir lo que les pasó o pedir ayuda, sentimientos como la vergüenza, el miedo a que se les culpe o simplemente a que no les crean puede hacerles sufrir en silencio por mucho. tiempo.

De allí que la primera recomendación para quienes acompañan a las víctimas sea escuchar con atención plena y respeto lo que la persona necesita y quiera contar. Otros aspectos a tener en cuenta pueden ser:

  • Reconocer el valor y esfuerzo para compartir la historia de violencia.
  • Agradecer y honrar la confianza que esa persona ha puesto en ti creyendo en su historia.
  • Desculpabilizar, la responsabilidad de la violencia sexual es de los victimarios nunca de las víctimas.
  • Evitar cualquier forma de juicio, ante un hecho violento cada persona reacciona de manera particular, como puede y con los recursos que tiene en el momento.
  • Ofrecer compañía o apoyo, explora si hay otras personas de su confianza para que puedan acompañarle.
  • Reconocer los propios límites, aunque tengas las mejores intenciones, la violencia sexual produce un gran impacto en la vida de las personas, sanarse de esa experiencia requiere un gran trabajo de parte de las personas sobrevivientes y en muchos casos es necesaria la intervención y acompañamiento con profesionales sociales y de la salud.
  • Informarse, acompañar a la persona a buscar información confiable sobre sus derechos y los servicios especializados a donde puede recurrir para ejercer estos derechos, este puede ser el primer paso y representar un apoyo importante en un momento de confusión y miedo.

 

¿Qué derechos tienen las víctimas de violencia sexual en Colombia?

Las personas sobrevivientes a hechos de violencia sexual tienen una serie de derechos protegidos por diversos tratados y convenios internacionales suscritos por Colombia, así como varias leyes nacionales[2], que incluyen:

  • Información Clara y Oportuna : Derecho a recibir información clara, completa, veraz y oportuna sobre sus derechos y los procedimientos disponibles.
  • Consentimiento Informado : Derecho a dar su consentimiento informado para los exámenes médico-legales y elegir el sexo del facultativo que los realice.
  • Reserva de Identidad : Derecho a que se mantenga la reserva de identidad al recibir asistencia médica, legal o social.
  • Decisión sobre Confrontación con el Agresor : Derecho a decidir voluntariamente si puede ser confrontada con el agresor en cualquier espacio de atención o procedimiento.
  • Asesoría Jurídica gratis : Derecho a orientación, asesoría jurídica y asistencia técnica legal gratuita, inmediata y especializada desde el momento en que se denuncia la violencia.
  • Acceso a Mecanismos de Protección : Derecho a acceder a mecanismos de protección y atención para ellas y sus hijos e hijas.
  • Derecho a la Justicia : Derecho a la verdad, la justicia, la reparación y garantías de no repetición frente a los hechos de violencia.
  • Atención Integral : Derecho a recibir servicios de atención integral con cobertura suficiente, accesible y de calidad.

 

Moretones, cicatrices y otras lesiones invisibles.

Sin importar la edad o el género, las personas que sobreviven a la violencia pueden sufrir consecuencias físicas, emocionales, mentales, sociales y económicas. No obstante, la peor carga la soportan las mujeres y las niñas, además de representar la mayoría de los casos, las secuelas para su salud y bienestar sexual y reproductivo suelen ser más severas.

 

1 de cada 3 mujeres y niñas de 15 a 49 años informan violencia de pareja o violencia sexual por cualquier agresor en algún momento de su vida[3].

 

Por ejemplo, en materia de salud reproductiva pueden sufrir traumas ginecológicos, embarazos no deseados, abortos peligrosos o forzados, disfunciones sexuales e infecciones de transmisión sexual.

Sin embargo, independientemente de si los hechos de violencia sexual implicaron una agresión física o de otra índole (como amenazas, extorsión o intimidación), una de las secuelas más profundas para las personas tiene que ver con el daño emocional.

Algunas de las afectaciones de salud mental más comunes con las que deben lidiar las personas sobrevivientes de la violencia sexual son: Ansiedad, depresión, estrés postraumático, trastornos de la alimentación y el sueño, comportamiento suicida, adicciones, riesgo de violencia sexual subsecuente.

Es vital contar con servicios de acompañamiento psicosocial, atención de salud y asesoramiento jurídico, debidamente capacitado y sensible a las necesidades de las personas víctimas[4]. Hoy día los protocolos de atención en los servicios de salud incluyen:

  • Anticoncepción de emergencia
  • tratamiento y profilaxis de enfermedades de transmisión sexual, incluyendo la infección por VIH.
  • Información sobre aborto seguro
  • Pruebas de medicina legal
  • Oferta o remisión a servicios de atención psicológica.
  • Remisión a servicios de asesoría jurídica y denuncia

 

¿Cuáles son los pasos para acceder a la justicia en caso de violencia sexual?

Es importante saber que ninguna persona sobreviviente de actos de violencia sexual está obligada a denunciar. Sin embargo, obtener verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición frente a los hechos de violencia es un derecho de todas las víctimas. Así las cosas, los pasos para acceder a la justicia después de una agresión sexual en Colombia son[5]:

  1. Identificar: con asesoría tu o tu amiga puede informarse a qué se tiene derecho, posibilidades de indemnización, los pasos del proceso y conocer el alcance de la denuncia, para esto se puede recurrir a los Centros de Atención e Investigación Integral a la Víctimas de Delitos Sexuales (Caivas), Centro de Atención Penal Integral a Víctimas (CAPIV), Unidades de Reacción Inmediata de la Fiscalía (URI), Casas de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres, Casas de Justicia, Estaciones de Policía.
  2. Atender: Es fundamental realizar exámenes y recibir tratamiento para la prevención de infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH/sida, esto se puede solicitar en la EPS o en cualquier hospital público.
  3. Denunciar: El sobreviviente puede presentar una denuncia de forma verbal o escrita ante la Fiscalía General de la Nación, sin necesidad de llevar un abogado(a).
  4. Recopilación de Evidencia Médica Legal: Se debe recoger evidencia médica legal que será crucial para el proceso judicial.

Atención para el daño psicológico

Además de la asesoría legal, es importante que la víctima reciba apoyo psicológico durante todo el proceso. Estos servicios no buscan solo atender el impacto inmediato del trauma, sino también promover la resiliencia y la recuperación a largo plazo de las personas sobrevivientes a la violencia sexual.

Varias instituciones de carácter público y privado como en Oriente hay servicios de atención para personas que han sobrevivido a violencia sexual y en general violencias basadas en género . En general, esta atención comprende:

  • Valoración Inicial: Se realiza una valoración individual (y familiar si fuese necesario) para entender las necesidades específicas de la persona y su entorno.
  • Plan de Atención Personalizado: Se elabora un plan de atención personalizado que, dependiendo del caso, puede incluir terapia individual, grupal y de apoyo para la persona y su familia.
  • Seguimiento a Largo Plazo: Se realiza un seguimiento a largo plazo para asegurar la recuperación integral de la persona sobreviviente.

Si tú o una persona que conoces ha vivido abuso o violencia sexual la consulta psicológica en Oriéntame puede ayudar a superar esta experiencia, pide tu cita hoy mismo.

Fuentes:

[1] Manejo clínico de las personas sobrevivientes de violación y de violencia de pareja, OMS, 2022. Página 3. Consultado el 12 abril 2024, disponible en https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/354575/9789240041301-spa.pdf 

[2] Derechos de las víctimas de violencias de género, Ministerio de Salud. Consultado en 12 abril 2024, disponible en https://www.minsalud.gov.co/salud/publica/ssr/Paginas/Derechos-de-las-victimas-de-violencias-de-genero.aspx

[3] Violencia contra la mujer, OMS, 2021. Disponible en https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/violence-against-women

[4] Comprender y abordar la violencia contra las mujeres. OMS, 2012. Disponible en https://www.who.int/es/publications/i/item/WHO-RHR-12.37 

[5] ¿Qué hacer en caso de ser víctima o conocer de un abuso o violencia de tipo sexual? Ministerio de Justicia, 2018. Disponible en https://www.minjusticia.gov.co/programas-co/LegalApp/Paginas/Qu-hacer-en-caso-de-ser-victima-o-conocer-de-un-abuso-o-violencia-de-tipo-sexual.aspx 

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Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Emotivo video donde resalta la libertad que tienen las mujeres para autodeterminarse como el primer paso para la eliminación de la violencia.

Un grato ejemplo de responsabilidad social de UTE empresa pública del Uruguay, que se dedica a la provisión de energía eléctrica, presentado el 25 de noviembre de 2015 con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Línea púrpura distrital para las mujeres

Línea púrpura distrital para las mujeres

El pasado jueves 12 de febrero inició atención la Línea Púrpura Distrital 018000 112137 de escucha para las mujeres con el objetivo de prevenir, atender y hacer seguimiento a casos de violencia contra las mujeres.

En un esfuerzo conjunto, la Secretaría de la Mujer y la Secretaría de Salud de Bogotá buscan dar apoyo emocional, orientar en las rutas de acceso a servicios de justicia y salud para mujeres que estén siendo víctimas de algún tipo de violencia o que requieran algún apoyo para proteger su salud y bienestar general.

Psicólogas y enfermeras o “mujeres que escuchan mujeres” vía telefónica, atenderán a todo tipo de ciudadanas sin distingo de condición socioeconómica, inicialmente de lunes a viernes de 8 a.m. a 5 p.m.

La línea es una iniciativa para la protección de los Derechos de las mujeres, inscrita dentro del Sistema Orgánico, Funcional, Integral y Articulador (SOFIA) de la administración distrital para la prevención, atención y seguimiento de violencias contra las mujeres.

En la capital, durante el 2013, fueron asesinadas 131 mujeres. Y de enero a octubre de 2014 se reportaron 93 casos de feminicidio, esto significa que cada tres días una mujer es asesinada en Bogotá. Lo que evidencia la necesidad de las instituciones públicas y privadas de aunar esfuerzos para prevenir las persistentes formas de violencia que vulneran los derechos de las mujeres.

 

18 febrero 2015

 

Fuente: Mujeres que escuchan mujeres a través de la “Línea Púrpura Distrital” Comunicado de prensa No. 104, Secretaría Distrital de la Mujer.

Imagen: www.sdmujer.gov.co