Cada 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, una fecha que nos convoca como sociedad. Y en especial, desde Oriéntame, como profesionales de salud sexual y reproductiva a reflexionar, visibilizar y fortalecer acciones encaminadas a la prevención de violencias contra las mujeres.

La violencia contra las mujeres no es un evento aislado: es una violación de derechos humanos, una expresión de desigualdades estructurales y una crisis permanente de salud pública.

En ese sentido, el documento Respeto a las mujeres: prevención de la violencia contra las mujeres, propuesto por Organización Mundial de la Salud, ofrece siete estrategias alimentadas por datos científicos, prácticas basadas en derechos humanos y enfoque de género.

A continuación, te invitamos a conocer porque este marco puede ser un referente en la prevención de violencias contra las mujeres y las niñas. Y cómo puede inspirar políticas, programas y prácticas concretas en contextos como Colombia.

 

Por qué la prevención debe ser prioridad

La violencia tiene múltiples consecuencias en la salud física, mental, sexual y reproductiva. Puede derivar en traumatismos, infecciones de transmisión sexual, embarazos no deseados, trastornos psicológicos, entre otros.

Sus efectos exceden lo individual, repercuten en familias, comunidades y sociedades, profundizando desigualdades de género e impidiendo que mujeres y niñas vivan plenamente sus derechos.

Un enfoque de prevención, más allá de la atención asistencial del problema que también se necesita, permite interrumpir ciclos de violencia, actuar sobre sus determinantes sociales y promover entornos seguros e igualitarios.

Por estas razones, la prevención de violencia contra las mujeres no solo debe entenderse como un asunto moral o cultural, sino como una prioridad de salud pública y justicia social.

 

1 de cada 4 mujeres de las Américas, de entre 15 y 49 años ha sufrido violencia física o sexual por parte de una pareja al menos una vez en su vida. OPS, 2025.

 

RESPETO: estrategia de prevención con base en evidencia

La herramienta RESPETO se enfoca en estrategias interrelacionadas, representadas por cada letra del término RESPETO.

R – Fortalecimiento de habilidades para relacionarse: promover en parejas relaciones basadas en respeto, comunicación, empatía y equidad, que prevengan dinámicas de control, dominación o abuso.

E – Empoderamiento de las mujeres: apoyar procesos de autonomía económica, social, de participación política y comunitaria, como factor clave para reducir vulnerabilidades frente a la violencia.

S – Servicios garantizados: asegurar el acceso a servicios de salud, atención psicosocial, remisión, protección y apoyo integral, de manera accesible, digna, confidencial y sin estigma ni juicios.

P – Reducción de la pobreza: reconocer que las condiciones socioeconómicas influyen fuertemente en el riesgo de violencia, por lo que mejorar las condiciones de vida y reducir la vulnerabilidad económica es parte esencial de la prevención.

E – Entornos seguros: transformar espacios comunitarios, educativos, laborales y públicos para que sean seguros, libres de violencia, discriminación o acoso; promover políticas de protección, participación comunitaria y control social.

T – Trabajo en prevención del abuso de niños, niñas y adolescentes: intervenir desde edades tempranas para prevenir la violencia entre generaciones, ofreciendo educación, protección, acompañamiento psicosocial y cultura de respeto desde la infancia.

O – Obtención de un cambio en actitudes, creencias y normas: desafiar las normas de género que naturalizan la dominación, la subordinación, la violencia, el control o la coerción; promover nuevas narrativas basadas en igualdad, consentimiento, autonomía y respeto mutuo.

 

Estas estrategias no funcionan por separado. Dan mejores resultados cuando se aplican juntas y de forma coordinada. Se potencian al involucrar a las personas y sus relaciones, a la comunidad y los contextos más amplios donde transcurre la vida de las mujeres.

 

Implicaciones para el sector salud 

Desde el trabajo en salud sexual y reproductiva que hacemos en Oriéntame, estas estrategias ofrecen una guía para integrar la prevención de violencia contra las mujeres. Algunos pilares clave:

Incorporar la violencia de género como prioridad en los servicios de salud sexual y reproductiva.  Asegurando que el personal de salud esté capacitado para la detección temprana, atención sensible, derivación adecuada, acompañamiento psicosocial y cuidado por la autonomía y dignidad de las mujeres. Esto implica trabajar con empatía, sin señalamientos y garantizando confidencialidad.

Promover el empoderamiento de las mujeres a través de espacios de información, educación sobre derechos sexuales y reproductivos, acompañamiento comunitario, redes de apoyo, acceso a oportunidades de formación, de modo que las mujeres puedan tomar decisiones libres y seguras sobre sus cuerpos, su vida y sus relaciones.

Generar espacios de diálogo comunitario y movilización social que promuevan reflexiones críticas sobre normas de género, desigualdades, estereotipos, relaciones de poder; involucrar tanto a mujeres como a hombres, personas sexualmente diversas, jóvenes, familias y comunidades, para construir entornos seguros, de respeto y equidad.

Integrar la prevención desde edades tempranas: en contextos educativos, de salud, comunitarios, con programas de educación integral en sexualidad, educación emocional, crianza respetuosa, prevención del abuso en la infancia y adolescencia.

Abogar por políticas públicas intersectoriales: salud, educación, justicia, protección social, desarrollo económico. La prevención de violencia contra las mujeres requiere decisiones estructurales, financiamiento sostenido, legislación eficaz, y compromiso estatal y comunitario.

 

Hacia una cultura de prevención: lo que podemos hacer hoy

En este 25 de noviembre, te invitamos a mirar la prevención no como una acción aislada, sino como un compromiso permanente. Algunas acciones concretas para promover la prevención de violencia contra las mujeres:

Difundir información basada en evidencia: compartir contenidos fiables, como el marco RESPETO, con equipos de salud, comunidades, organizaciones, redes sociales. Informar sobre qué es violencia de género, cuáles sus formas, consecuencias, cómo prevenirla.

Revisar protocolos de atención: garantizar o vigilar que los servicios de salud sexual y reproductiva incluyan la detección, atención y derivación de casos de violencia con enfoque en derechos, confidencialidad, empatía y equidad.

Crear espacios de formación y sensibilización: con profesionales de salud, en comunidades, con las familias para fortalecer habilidades relacionales, promover autonomía y cuestionar normas discriminatorias.

Trabajar en alianzas: entre sector salud, educación, organizaciones comunitarias, autoridades locales para impulsar políticas, programas y entornos seguros.

Escuchar a las mujeres: reconocer sus experiencias, respetar su autonomía, validar sus relatos, ofrecer apoyo integral, sin revictimización ni juicios.

 

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La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo un grave problema de salud pública, sostenida en desigualdades estructurales de género. Pero es evitable.

La segunda edición de la herramienta RESPETO publicada este año por la OMS, muestra con evidencia científica que, con voluntad política, enfoque de género, y acciones multisectoriales es posible prevenir las violencias que afectan a las mujeres.

Este 25 de noviembre, además del llamado a la denuncia, hacemos una invitación a la acción desde nuestros contextos en familia, en comunidad, en educación o en el ámbito laboral, para que  la prevención de violencia contra las mujeres sea una prioridad política, una práctica diaria y un compromiso colectivo.

 

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Fuentes:

RESPECT women: preventing violence against women, segunda edición. OMS, 2025. Disponible en https://www.who.int/publications/i/item/9789240117020

Respeto a las mujeres: prevención de la violencia contra las mujeres, Primera edición, OMS, 2020. Disponible en https://www.paho.org/es/documentos/respeto-mujeres-prevencion-violencia-contra-mujeres 

Estimaciones regionales: la violencia contra mujeres y niñas: una realidad que persiste en las Américas, OPS, 2025. Disponible en https://www.paho.org/es/documentos/estimaciones-regionales-violencia-contra-mujeres-ninas-realidad-que-persiste-americas

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