La maternidad digna es un concepto central en la agenda de derechos sexuales y reproductivos. No se trata únicamente de garantizar condiciones seguras durante el embarazo, el parto y la crianza.

A continuación, profundizamos en este concepto y te contamos las claves necesarias para comprender por qué es un derecho que transforma vidas y sociedades.

 

Qué es maternidad digna

La maternidad digna es el ejercicio pleno y libre de la maternidad, en condiciones de respeto, seguridad y bienestar físico, emocional y social. Supone que ninguna persona sea forzada a vivir un embarazo o una maternidad que no desea, y que quienes deciden llevar una gestación reciban información clara, acompañamiento integral y servicios de salud basados en evidencia.

La maternidad digna implica reconocer la autonomía de las mujeres y personas con posibilidad de gestar, su derecho a decidir si quieren asumir el embarazo y posterior crianza, cuándo, con quién y en qué condiciones.

Esto requiere que se les asegure, a que quienes eligen criar, puedan hacerlo con apoyo familiar y comunitario, respeto y acceso a servicios de salud de calidad.

Organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han señalado que la maternidad digna es un pilar fundamental para la equidad de género y la salud pública.

Sus elementos centrales incluyen:

  • Autonomía y autodeterminación: decidir libremente sobre el propio cuerpo y proyecto de vida.
  • Acceso a servicios de salud integrales: control prenatal de calidad, parto seguro, atención posparto y acompañamiento emocional.
  • Vivienda, empleo y apoyo social adecuados: condiciones materiales que permitan criar sin violencia ni precariedad.
  • Trato digno y libre de violencias: erradicar prácticas como la violencia obstétrica y el estigma hacia las maternidades diversas.

 

Este enfoque está alineado con estándares internacionales como el Derecho al disfrute del más alto nivel de salud reconocido por Naciones Unidas y los lineamientos de la OMS sobre atención respetuosa del parto y la gestación.

 

Maternidad digna y el descenso demográfico

En varios países se ha difundido la idea de que la llamada “crisis de natalidad” se debe a que las mujeres “no quieren tener hijos”. Este argumento ignora las causas estructurales que explican las transformaciones demográficas y refuerza estereotipos que cargan la responsabilidad exclusivamente sobre ellas.

  • El descenso de la fecundidad es un fenómeno global que obedece a múltiples causas, documentado por entidades como la ONU y el Banco Mundial. Entre sus causas principales se encuentran:
  • Mayor acceso a educación y oportunidades laborales para las mujeres.
  • Incremento en los costos de crianza, incluyendo vivienda, salud, educación y cuidados.
  • Desigual distribución del trabajo doméstico y de cuidados, que recae de forma desproporcionada sobre las mujeres.
  • Falta de políticas sólidas de conciliación, como licencias parentales equitativas, servicios de cuidado infantil y trabajo decente.
  • Inestabilidad económica que afecta la decisión de conformar familias.
  • Precariedad laboral y aumento de pobreza.

 

Estas condiciones reducen las posibilidades de tener hijos en las circunstancias deseadas. Culpar a las mujeres invisibiliza la responsabilidad de los Estados y las sociedades de crear entornos donde la maternidad pueda vivirse de forma digna.

Además, la evidencia muestra que los países que cuentan con políticas de bienestar, corresponsabilidad en los cuidados y garantías de derechos reproductivos, la decisión de tener descendencia se vuelve más libre y frecuente. La solución no es presionar a las mujeres para que tengan más hijos, sino construir condiciones de vida dignas incluyente con todas las formas de hacer familia.

 

Cómo ayuda la garantía de derechos sexuales y reproductivos a las maternidades y crianzas dignas

Los derechos sexuales y reproductivos incluyen la posibilidad de decidir si tener hijos, cuántos y con qué espaciamiento; acceder a métodos anticonceptivos modernos; recibir información clara y educación integral en sexualidad; y contar con servicios de salud seguros y de calidad durante el embarazo, el parto y el posparto.

Asegurar estos derechos contribuye a las maternidades dignas de diversas formas:

Prevención de embarazos no deseados: Cuando las mujeres pueden decidir sobre su fertilidad, las maternidades ocurren en mejores condiciones físicas, emocionales y económicas.

Atención oportuna y basada en evidencia: La garantía de controles prenatales, partos respetados y seguimiento posparto reduce riesgos y favorece el bienestar.

Reducción de violencias: El acceso a información y servicios protege frente a prácticas coercitivas, discriminatorias y obstétricas violentas.

Corresponsabilidad social del cuidado: Las políticas públicas basadas en derechos promueven entornos que reconocen que la crianza no es una responsabilidad individual, sino colectiva.

 

Los derechos sexuales y derechos reproductivos son fundamentales para asegurar maternidades dignas. Cuando estos derechos se protegen y se financian adecuadamente, la maternidad se convierte en una experiencia elegida, acompañada y segura.

 

Diez claves para asegurar una maternidad digna

  1. Garantizar el derecho a decidir. Que la maternidad sea siempre resultado de una elección libre e informada.
  2. Acceso universal a métodos anticonceptivos modernos. Disponibilidad, asequibilidad y asesoría adecuada.
  3. Atención prenatal respetuosa y de calidad. Con énfasis en el acompañamiento emocional y la información clara.
  4. Parto seguro y humanizado. Basado en buenas prácticas de la OMS, evitando intervenciones innecesarias.
  5. Seguimiento integral en el posparto. Incluyendo salud mental, lactancia, alimentación y redes de apoyo.
  6. Prevención y sanción de la violencia obstétrica. Protocolos, formación del talento humano y rutas de atención.
  7. Corresponsabilidad del Estado y los empleadores. Licencias parentales equitativas, horarios flexibles y condiciones laborales justas.
  8. Servicios de cuidado accesibles y de calidad. Guarderías, centros de desarrollo infantil y apoyo comunitario.
  9. Protección económica para las gestantes y madres. Programas de apoyo, seguridad social y acceso a vivienda digna.
  10. Enfoque de género e interseccionalidad en todas las políticas. Reconocer las desigualdades que enfrentan mujeres rurales, migrantes, indígenas, afrodescendientes, con discapacidad o en condiciones de pobreza.

 

Crianzas elegidas, personas bienvenidas

La maternidad digna no es un privilegio, es un derecho que debe ser garantizado por los sistemas de salud, los Estados y las sociedades.

Defender este derecho está en el centro de nuestra razón de ser en Oriéntame. Cada día trabajamos para que cada día más personas tengan la oportunidad de vivir en libertad su autonomía reproductiva. Reconocerlo y actuar en consecuencia permite que cada mujer y persona trans o no binaria en posibilidad de gestar decida sobre su vida.

Así se construyen familias en entornos seguros, libres y solidarios y donde cada persona que nace es deseada y bienvenida a este mundo.

 

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